Por
Pedro Pesatti (*) Un comentario que habitualmente surge cuando se trata en la
Legislatura el presupuesto es la relación que existe entre la localización de
las obras públicas que financia el gobierno provincial y los ingresos tributarios
que aportan las distintas localidades.
En este sentido es interesante considerar los datos estadísticos
a la luz de las distintas realidades regionales y de la historia que explica el
desenvolvimiento económico-social de cada ciudad o pueblo de la provincia.
Es cierto que las localidades que más aportan en concepto de
ingresos brutos no reciben una participación similar en la distribución de esos
recursos, y esto precisamente es una de las características de la
descentralización o de una “redistribución” de las ganancias aplicada a la
órbita de un gobierno provincial.
Resultaría ilógico que las ciudades que más ingresos brutos
aportan a las arcas del Estado sean las que mayor proporción de obras públicas
reciban, ya que esto reforzaría las diferencias en el desarrollo económico de
las distintas poblaciones, acentuando
los desequilibrios regionales.
Al respecto, si consideramos la percepción de ingresos brutos en
las cinco localidades que más tributan observamos que se llega al 79% del total
recaudado a nivel provincial, de lo cual se desprende que el 21% restante se
corresponde con la totalidad de las ciudades y municipios de la provincia. Sin
embargo, al examinar la participación de estos dos grandes grupos se advierte
que las mayores recaudadoras de ingresos brutos concentran el 48% de la obra
pública provincial, mientras que las restantes localidades participan en
aproximadamente el 36% en tanto que el 16% restante se distribuye en los
distintos departamentos sin estar afectados a una localidad específica.
Participación en la masa de ingresos brutos y
de la obra pública provincial según presupuesto 2014 (acumulado)
Cantidad
|
Localidad
|
Recaudación Ingresos Brutos (%) sobre el
total provincial
|
Inversión en Obra Pública (%) sobre el
total provincial
|
1
|
Bariloche
|
25
|
18
|
3
|
Bariloche, Roca y Cipolletti
|
63
|
33
|
6
|
Bariloche, Roca, Cipolletti, Viedma,
Villa Regina, Catriel y Allen
|
83
|
48
|
9
|
Bariloche, Roca, Cipolletti, Viedma,
Villa Regina, Catriel, Allen, San Antonio Oeste y El Bolsón
|
90
|
56
|
Este es el principio de redistribución de la riqueza aplicado a
las localidades provinciales, y viene bien recordar como tener siempre presente
que ninguna ciudad de la provincia ha podido desarrollarse por sí sola sino que
siempre el estado, a lo largo de la historia, ha estado fomentando y
acompañando las actividades productivas que la caracterizan, ya sea realizando
inversiones en obras de infraestructura para poder desarrollar el turismo en
las regiones donde predomina esta actividad o con obras para el desarrollo
productivo de la actividad primaria en las principales áreas económicas de Río
Negro.
Como ejemplo sirve citar la presencia clave de Parques
Nacionales en todo el proceso de desarrollo de la cordillera rionegrina y las
enormes inversiones que produjo para acentar las bases de esta actividad, sobre
todo en San Carlos de Bariloche, o acciones equivalentes en el Alto Valle con
la construcción del dique Ballester -corazón del sistema de riego de nuestra
principal economía- y la presencia de Agua y Energía como herramienta
fundamental de este modelo de desarrollo regional, por citar sólo dos
antecedentes de la acción estratégica del estado.
Sin embargo, si bien nadie discute que una de las funciones del
estado es fomentar el crecimiento de los sectores más rezagados a través de la
obra pública, también es cierto que aquellas localidades que más aportan en
ingresos brutos son generalmente las más pobladas y, por lo tanto, necesitan
constantemente un flujo de inversiones estatales en concepto de viviendas, obras
de servicios públicos, etc. ya que su propia dinámica de crecimiento hace
necesaria esta inversión. Habida cuenta de ello es que la provincia destina
cerca del 50% de su obra pública a estas localidades.
En tal sentido, si analizamos la inversión en obra pública per
cápita de la provincia en las distintas ciudades se observa que, como una
consecuencia lógica, localidades como Pilcaniyeu y Pomona cuentan con una obra
pública proyectada para el año próximo en torno a 10.500 pesos por habitante,
mientras que localidades como Bariloche y Villa Regina reciben alrededor de
2.500 pesos en obra pública per cápita. Esta gran diferencia, sin embargo,
obedece principalmente a la cantidad de población de cada localidad ya que si
comparamos los montos a invertir en las ciudades más pobladas se observa que
Bariloche concentra el 18% del total de obra pública provincial y Cipolletti el 10%.
Otro dato que es necesario considerar es que esta comparación
que estamos realizando se refiere a las obras públicas que ejecuta la provincia
de Río Negro a partir de distintas fuentes de financiamiento, de las cuales la
más importante es la coparticipación federal de impuestos y las regalías
hidrocarburíferas e hidroeléctricas. Cada uno de estos municipios cuenta,
además, con la coparticipación de impuestos correspondiente, para cuyo cálculo
y distribución se considera la cantidad de población de cada localidad, lo que
permite que cada municipio pueda realizar las obras públicas que conciernen a
su propio crecimiento poblacional y que la provincia pueda invertir en
localidades que no cuentan con un ingreso semejante de coparticipación
tributaria.
Por este motivo es importante que como rionegrinos fomentemos el
espíritu federalista y se dejen de lado los criterios hiper localistas que
tanto daño nos han hecho cuando se exacerban al punto de considerar que para
expresar nuestro amor al lugar donde vivimos hay que odiar al vecino, como en
los nacionalismos enfermizos que conducen a los pueblos a la ruina.
Por el contrario, para lograr el crecimiento y desarrollo
económico que todos deseamos para la provincia es necesario que dicho
crecimiento se funde a partir de un claro concepto de equidad pues si sólo una
parte de la provincia es la que experimenta mejoras en sus condiciones económicas
lo único que lograremos es profundizar un poco más los viejos desequilibrios
que afectan la integración provincial.
En consecuencia, para poder fomentar el crecimiento de
determinadas regiones que históricamente han sido relegadas o no cuentan con el
privilegio de disponer de recursos naturales y paisajísticos que les prodigó la
naturaleza y que forman parte del patrimonio de todos los rionegrinos, no sólo
de quienes los pueden disfrutar y explotar productiva y comercialmente, es importante y necesario que el Estado
intervenga a través de una distribución de la obra pública atendiendo los
principios de un desarrollo armónico y equilibrado.
(*) Presidente del Bloque de Legisladores del Frente para la
Victoria
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